No sé, si algún día te has puesto a pensar lo valiosa que eres, Dios
pensó en ti y en mí, desde antes de la
fundación del mundo. ¡Dios nos hizo mujeres, tenemos características únicas y
necesarias para cumplir el propósito que Dios determino para cada una!
Lo que pasa es que muchas veces con el paso de los años, hemos
tenido que pasar pruebas y traumas que han venido a cambiar esa identidad que
Dios pensó para cada una… Dios quiere poder cambiar nuestra vida, devolvernos
esa identidad, solo debemos rendirnos a su presencia, pedirle al precioso
Espíritu Santo que nos transforme.
La biblia habla de una mujer que es más valiosa que las piedras
preciosas. Esa mujer somos tú y yo!
Proverbios 31:10
“Mujer virtuosa ¿quién la hallará? porque su estima sobrepasa largamente a las de las piedras preciosas.”
Proverbios 31:10
“Mujer virtuosa ¿quién la hallará? porque su estima sobrepasa largamente a las de las piedras preciosas.”
Lo que tú y yo valemos para Dios, es mucho más que TODAS… las
joyas del mundo, tú y yo somos un especial tesoro para Él.
Es tiempo de comprender que la mujer virtuosa, está siendo moldeada en nuestro ser, teniendo plena seguridad de que somos extremadamente valiosas para Dios, somos bellas, preciosas y muy amadas por Él.
Es tiempo de comprender que la mujer virtuosa, está siendo moldeada en nuestro ser, teniendo plena seguridad de que somos extremadamente valiosas para Dios, somos bellas, preciosas y muy amadas por Él.
Isaías 43:4
“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé”
“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé”
Muchos piensan que una mujer es valiosa por lo que posee: una gran
casa, un carro último modelo, una cara bonita, un cuerpo perfecto, un título
universitario, un buen trabajo o una buena cuenta bancaria, con muchas joyas y
buena ropa. Pero realmente nosotras las mujeres tenemos más valor que
cualquiera de estas cosas, y no es que tener una o todas estas cosas sea malo, lo
malo sería darnos valor solo por ellas.
Somos valiosas por lo que somos capases de hacer, de construir lo
que muchos no se atreven. No importa la edad, no importa la belleza, no importa
la posición social, cuantas luchan por ser madres y jefas de hogar, cuidan a
sus hijos juntamente con un trabajo y también con los quehaceres del hogar,
cuantas más luchan con su matrimonio y sus familias, otras también pueden
luchar por algún padecimiento o enfermedad, hasta dejan sueños y anhelos sin titubear,
por luchar por lo que es realmente importante: su familia.
Pero a pesar de todo esto, nuestro verdadero valor solo lo
encontramos en Jesús. Y es que para Jesús somos muy importantes y valiosas. Cuando
Jesús estuvo físicamente sobre la tierra, Él no vio a la mujer como seres
seductores responsables del pecado, ni como criaturas inferiores e incapaces;
¡no!, Él las invitaba a seguirle, les permitía que le tocasen, las sanaba, las
escuchaba; fueron objeto muchas veces para manifestar en ellas sus milagros,
formaron parte de parábolas y sus discursos.
Además les concedió privilegios grandes como ser las últimas
personas en permanecer a su lado cuando Él murió, y las primeras en descubrir
su resurrección.
Amigas, El Valor de una mujer es: El gozo de saber que Dios nos ha
creado con la mentalidad de autogobernarnos en todos los roles de la mujer, la
belleza de la respuesta emocional al amor y al dolor, la fuerza de seguir lo
que tiene valor, de soportar lo que es necesario y de dejar de lado lo que no
es para nosotras, el gozo de ser madres si traemos o no hijos al mundo, la paz
de aceptarnos a nosotras mismas como ciudadanas no de segunda clase sino de
primera, y la seguridad de saber que somos hijas del Dios altísimo quien nos
ama y nos cuida y con quien viviremos eternamente.
Hoy Dios quiere recordarnos nuestro verdadero valor, él quiere que
podamos conocer cuáles son los atributos
que poseemos, las cualidades, talentos y habilidades especiales que él puso en
cada una, para así poder ser plenas y realizadas
de lo que somos, MUJERES VALIOSAS.
Reflexión: “El Señor quiere que, nosotras las mujeres tratemos
constantemente de mejorar nuestra mente y corazón, de obtener fuerza
intelectual, moral y espiritual, para vivir una vida útil y feliz, que seamos
bendición para el mundo, y también una honra para nuestro Creador.”
Espero y oro a Dios, por cada una de ustedes mujeres valiosas que lean este artículo, para que Dios nuestro Señor pueda renovar sus mentes, y así puedan versen y aceptarsen como las mujeres valiosas que Dios dice que son.
Dios las bendiga, y espero recibir sus comentarios, aquí bajo el artículo, o bien en la página de Facebook.
Con cariño: Ligia Esquivel.
Aquí les dejo una linda alabanza espero la escuchen.
Asi es amiga, algunas veces no sabemos el valor que tenemos y para que fuimos creadas y nos menospreciamos a nosotras mismas, nos medimos con la cinta con la que el mundo mide a sus mujeres, olvidando que nosotras somos diferentes, es necesario que recordemos nuestro proposito y valor en Dios...Muchas gracias...Bendiciones, bello articulo
ResponderBorrarAmén...Gloria a Dios amiga, por que nos hizo con tanto amor, y tan valiosas!
Borrarte bendigo.
Amén! Bendiciones! Uno de nuestros errores es creer que merecemos las cosas que el mundo nos da, olvidando que es mucho más grande y puro lo que Dios nos ha prometido, dejamos nuestro valor de lado por falsas promesas de amor terrenales y llegamos a conformarnos. Gracias a Dios y su amor infinito, su misericordia y paciencia que Él espera a que lleguemos a Él por medio de su amado Hijo para reparar nuestros corazones. <3
ResponderBorrarAmén! así es Iveth, como no amar a nuestro Dios, si aún sin hacer nada por merecer su amor, nos ama tantísimo, que dio a su precioso hijo por ti y por mi...
BorrarAdelante en Cristo!
Bendiciones!!!
El verdadero valor nos lo da aquel que nos creo; por lo tanto tenemos que vivir como princesas de Dios y usar todas las capacidades y talentos que nuestro Dios nos dio❤😊
ResponderBorrarAmén!!! Así es hna Beatriz,, nuestro valor nos lo dá nuestro Señor, y muchas viven creyendo que no valen , todo por desconocimiento y ceguera espiritual!
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