martes, 8 de diciembre de 2015

Consejos para disciplinar a mis hijos con amor


Muchas madres no saben que decir cuando se trata de disciplinar a sus hijos. A menudo escucho madres decir que están inseguras de cuando ser estrictas y cuando ser suaves o indulgentes, sobre qué cosas ser más firmes, y cuales dejar pasar.

La disciplina es más que sentido común. Para muchas de nosotras, es una habilidad que necesita ser aprendida. Solo con mucho empeño, dedicación y sobre todo con la ayuda del precioso Espíritu Santo podremos aprender a disciplinar.

Disciplina viene de una palabra que significa enseñar, no castigar. Nuestra meta debe ser enseñarles a los niños la manera adecuada de comportarse, cómo mantenerse en control de ellos mismos y cómo mostrar respeto hacia los demás.

Estos días meditaba en la importancia de enseñarle al niño-a el comportamiento en la casa de Dios, he visto como muchas madres toman la decisión de ir poco a la iglesia porque sus niños no se comportan de forma adecuada y respetuosa. El dejar de congregarte mientras el niño crezca no es la opción correcta. Sé por experiencia propia lo difícil que es lograrlo, pero con una buena actitud, mucha paciencia y tolerancia se logra. Lo importante es que asumas el reto como madre de hacerlo y lograrlo.

Y es que para lograr disciplinar con amor debemos tener algunas pautas o consejos prácticos, que tomar en cuenta, y así lograr lo que tanto deseamos, niños educados y respetuosos que no nos avergüencen en público.

"La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre." Proverbios 29:15

Algunos consejos importantes serían:

1. Firmeza. Se debe ser consistente y firme cada día, no es posible que un día permitamos sientas conductas y otros días no, esto confunde mucho a los niños.

2. Claridad. Antes de poner una regla es importante explicarla claramente al niño-a, esto hace que estemos seguras que comprendió bien, lo que se pide de él o ella.

3. Rutinas claras. Es clave que existan horarios para cada momento del día, entre ellos, las comidas principales, la hora de ir a acostarse, de levantarse o de bañarse. Hoy por hoy se ha comprobado que durante el tiempo que los padres dejan de establecer rutinas, los niños se vuelven más nerviosos, tienen mayores inconvenientes para dormir y son de difícil manejo.

4. Reglas. Un hogar funciona adecuadamente cuando se le explica al niño lo qué se espera de él, qué es adecuado y qué no. No hay que tener muchas reglas pero tampoco muy pocas. Cuando no cumpla una regla, debe mostrársele que hizo algo inadecuado y que existen cosas que no se pueden aceptar. 

Todo comportamiento tiene consecuencias.

5. Hablar sólo lo necesario. No hay que amenazar, más bien advertir. La advertencia es un aviso de que algo va a pasar. Si el niño hace una cosa que los padres no aprueban, estos deben hacérselo saber. Nada de habladuría: menos palabras y más acciones.

6. Pataletas, ¡ignórenlas! No hay que asustarse. Sólo debe prestársele atención al niño cuando esté tranquilo. Mientras esto no suceda, no hay que mirarlo ni tocarlo. Puede decírsele: “En el momento en que te calmes, hablamos”.

7. Sea firme al decir no. Pues no es bueno ceder a complacerlos en cada uno de sus caprichos; es importante que aprendan que no siempre pueden hacer su voluntad o satisfacer  todo lo que se les ocurra

8. No abusar del NO. Los niños no entienden el mensaje sino la acción. Así mismo, cuando hagan algo positivo, es vital felicitarlos. Los pequeños necesitan mensajes de aprobación; es una manera de estimularlos.

9. Si usted necesita corregir a sus niños, no importa la edad, siempre hágalo en privado y con respeto. Recuerde que usted está enseñando a sus niños lo que usted quiere que ellos hagan. Sea firme y amable.

10. Es muy importante que todo lo que enseñes al niño-a debe ser respaldado por la Palabra de Dios, explicándole que Dios se agrada cada vez que hacemos algo de acuerdo a sus enseñanzas.


Nunca olvides que para tener un buen resultado en la disciplina de tus niños y niñas, la regla más importante que debemos aplicarnos a nosotras mismas, es predicar con nuestro ejemplo. No podemos pretender enseñar a nuestro hijo-a lo que nosotras no practicamos, por ejemplo si le decimos que no puede mentir porque es malo, pero nosotras mentimos esto hará que no quieran obedecer nuestras reglas. 

Para ser una buena madre, siempre debemos acudir a la palabra de Dios, es ahí donde encontraremos las pautas necesarias para la buena formación de nuestros hijos. Ora, nunca dejes de orar por tus hijos y por ti misma, solo Dios puede darnos la sabiduría necesaria para disciplinar con amor y ser madres de conforme al corazón de Dios.

Amadas hermanas y amigas,  les animo a dejar sus comentarios e ideas sobre este importante tema, sea aquí en el blog como también en la página de Facebook. Me gustaría saber si ha sido de bendición para su vida.

Las bendigo en el nombre de Jesús.

Ligia Esquivel.








miércoles, 2 de diciembre de 2015

Amor y disciplina

Educar con el ejemplo

Actualmente se cree que amar a los hijos es darles todo lo que necesitan y quieren, sin límite alguno para que no vayan a sufrir alguna decepción o frustración. La verdad es que cuando no se les ponen límites a los hijos, lo que se crea son niños débiles de carácter y dependientes, o bien, pequeños malcriados y mandones.

“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Proverbios 22:6

La disciplina es una forma de amor y es necesaria en la vida para poder alcanzar metas. Los niños que son criados de esta forma aprenden a ser tolerantes a la frustración, desarrollan fortaleza de carácter y la capacidad de ser independientes y seguros de sí mismos.

Hay una responsabilidad primordial en ser padre. Esta responsabilidad empieza con entender que los niños son preciosos en la vista del Señor, y Dios nos presta estas criaturas por un rato para ver qué hacemos con ellos.

Muchas veces  nosotros como padres tratamos de proteger a los hijos no poniendo límites. Los niños deben aprender que cuando hacen algo incorrecto, habrá consecuencias negativas y de esta forma aprenden a diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal. 


Es importante estar conscientes de que el disciplinar a un hijo no es gritarle o abusar de él físicamente. La disciplina va de la mano con el amor y el respeto. Dicho amor nunca debe ser condicionado por una conducta indeseada. Esto puede crear en el pequeño una profunda inseguridad y un fuerte sentimiento de rechazo. Es de aquí que muchos niños pueden sufrir, serios traumas y empezar con conductas de nerviosismo y tics nerviosos, como comersen las uñas e inclusive desarrollar conductas compulsivas.

“Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes.  Escríbelas en tiras de cuero y átalas a tu brazo, y cuélgalas en tu frente .Escríbelas en la puerta de tu casa y en los portones de tu ciudad.” Deuteronomio 6:6-9

Debemos educar a nuestros niños, y la mejor forma de educar y enseñar es con el ejemplo… dice la Palabra ¡en todo momento! Nada hacemos con enseñarle la palabra de Dios a cada momento del día, si nosotros como padres y madres no vivimos lo que predicamos. Asi que antes de pretender que nuestros hijos hagan lo que les enseñamos debo hacer un alto en mi camino y analizar mi conducta, ¿estoy realmente predicando con mi ejemplo?

Cuando se disciplina a un hijo se le están brindando las herramientas para la vida; a través de la misma se enseñan la perseverancia, la constancia, la voluntad y el respeto. Un pequeño que es criado con amor y disciplina, aprende a alcanzar sus metas, es un niño respetuoso y luchador, con una autoestima saludable y seguro de sí mismo.

Es necesario entender que como padres debemos poner límites claros y concisos, de esta forma nuestros niños comprenderán más lo que se le pide hacer, cuando lo hacemos de esta forma. Debemos hacerlo con firmeza pero con amor. 

La disciplina con amor los hará más conscientes de su valor

El niño que se valora a sí mismo y confía en su capacidad puede verse como una persona capaz de mejorar y ofrecer lo mejor de sí mismo a los demás.

Somos nosotros como padres los que tenemos la responsabilidad de hacer que nuestros niños sean niños seguros de sí mismos, disciplinándolos con amor y firmeza.

De la paternidad de Dios podemos aprender mucho respecto a nuestras obligaciones como padres. Así como él creó al hombre a su imagen y según su semejanza, del mismo modo nuestros hijos deben ser, no sólo objeto de nuestro amor, sino también un reflejo de nuestras aspiraciones hacia Dios.

La mejor forma de educar a nuestros niños es enséñales a amar a Dios y obedecer su Palabra.

A lo largo de toda esta enseñanza,  seguiremos estudiando pasajes de la Biblia, en los cuales la paternidad de Dios es tomada de ejemplo para los padres y madres naturales.

Éxodo 2:23-25 “muestra que Dios es sensible a los problemas de sus hijos.”

Éxodo 3:9-10 “Dios protege a sus hijos.”

Éxodo 6:5-8 y en 12:51 “Dios guarda sus promesas.”

Éxodo 16:13-15 “Dios provee para sus hijos. Dios se ha dado a sí mismo como ejemplo de Padre perfecto. Si hemos de entender nuestro papel y responsabilidades como padres, hemos de procurar comprender la naturaleza, atributos y obras de Dios.

Les invito amadas a seguir cada una de las enseñanzas bajo la Santa Palabra de Dios, de cómo cuidar y disciplinar a nuestros hijos.

También les animo a dejar sus comentarios e ideas sobre este importante tema, sea aquí en el blog como también en la página de Facebook.

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La bendigo en Cristo.

Ligia Esquivel 







martes, 1 de diciembre de 2015

Amor y disciplina


Hola mis amadas hermanas y amigas,  estos días Dios ha estado poniendo muy profundo en mi corazón la importancia del cuidado y la disciplina de nuestros hijos.

Y es que como bien sabemos, cuando nuestros niños nacen, no traen ningún folleto de instrucción, aprendemos a ser padres en la práctica, la experiencia la adquirimos por prueba y error.

Muchas de nosotras hemos tenido y tenemos tanto temor de ser madres, de cómo cuidar, criar, enseñar y disciplinar a nuestros hijos. Pero la única forma para poder llevar acabo esta importantísima tarea es tomarnos de la mano de Dios y guiarnos con su Santa Palabra y su precioso Espíritu Santo.

La palabra de Dios contiene tantos versículos acerca del cuidado, corrección y disciplina de los niños. Y es que cualquier madre sabe lo difíciles que algunas veces pueden ser nuestros niños. Hacen rabietas, responden cuando les hablamos, manipulan, gritan y hasta se tiran al suelo a dar patadas. ¡Sé que muchas se identifican conmigo en este punto!

Y es que muchas de nosotras fuimos educadas por medio de vara y corrección, y es ahí el problema, estamos en un tiempo donde hay un choque en lo que nos enseñaron, y en lo que actualmente enseñan los psicólogos y educadores… Es más hay países donde sí se golpea a un niño aunque sea por corrección y disciplina es un delito.

Que importante tarea y responsabilidad se nos fue entregada al nacer nuestros hijos. Dios quiere que seamos padres y madres dependientes de su Santa Presencia, para así darnos la sabiduría necesaria para educarlos con amor y disciplina.

Dice la Biblia que:

“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.” Salmo 127:3

Los hijos son tan importantes para el Señor, que nos dice que son su herencia y su bendición, para nosotros, nuestra obligación es cuidarlos y educarlos de la forma correcta para así que lleguen a ser adultos responsables, seguros y hombres y mujeres de bien.

Los niños son tan preciados para el Señor, que en una oportunidad llevaron varios niños a Jesús para que orara por ellos, y Él los recibió con tanto amor y cariño, y más bien reprendió a sus discípulos por querer impedirles que se le acercaran. Les impuso manos (oró por ellos) veamos el pasaje…

“Algunas madres llevaron a sus niños para que Jesús pusiera sus manos sobre ellos y orara. Pero los discípulos las regañaron. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan; porque el reino de Dios es de los que son como ellos.» Jesús puso su mano sobre la cabeza de cada uno de los niños, y luego se fue de aquel lugar.” Mateo 19:13-15

La Biblia nos habla tanto de la disciplina amorosa…veamos solo algunos versículos:

“Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen.” Salmo 103:13 

“Si Ustedes siendo malos saben darles buenas dádivas a sus hijos.” Mateo 7:11 

“Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo.” Isaías 66:13 

“Ustedes padres no provoquen a ira a sus hijos sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Proverbios 3:12 

“Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijo.” 
Proverbios 3:12 

“Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.” Proverbios 3:12 

“El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.” Proverbios 20:30 

“Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza.” Proverbios 20:30 

“El castigo purifica el corazón.” Proverbios 20:30 

“La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige.” Proverbios 29:15 

“La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.” Proverbios 29:15 

La vara del pastor en ese tiempo se usaba para guiar no para castigar.

La corrección puede controlar la disciplina en una primera etapa del niño pero no suficiente para cuando el niño madura.

El exceso de corrección produce falta de confianza en sí mismo y un alto grado de inseguridad en los niños.

Toda disciplina debe estar basada en el amor y el respeto. Pero debe haber un equilibrio muy importante en nuestra forma de crianza. Muchas personas asocian disciplina con golpes y gritos, eso no es disciplina, eso es agresión.

Personalmente creo que la violencia produce más violencia…

Les invito amadas a seguir toda esta semana cada una de las enseñanzas bajo la Santa Palabra de Dios, de como cuidar y disciplinar a nuestros hijos.

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Ligia Esquivel