Cuán importante es hablar correctamente; y mucho más como hijas
de Dios; debemos hacerlo de acuerdo a su Santa Palabra . Muchas veces creemos
que porque tenemos mucho tiempo de ser cristianas y ya no hablamos, como lo hacíamos antes (o inclusive siempre hemos
sido cristianas y nunca hemos hablado indecorosamente), tenemos una forma
correcta de hacerlo y ojo, muchas veces hasta nos jactamos de lo bien que nos
expresamos, que equivocadas podemos estar.
Dice la Palabra de
Dios que nuestras palabras deben de ser para una buena y necesaria edificación,
esto quiere decir, que debo construir cosas buenas al hablar, y hasta que me es
necesario que lo haga. Esto no solamente se refiere a improperios o palabras obscenas,
sino también que no debemos de hablar de una forma que destruya a otros.
Muchas veces con
solo una pequeña conversación contristamos al precioso Espíritu Santo, el
problema es que ni siquiera nos damos cuenta, y cuando vamos a orar decimos ¿qué
extraño, por qué me cuesta tanto orar, si no he hecho nada malo? Lo que no percibimos
es que hablamos de cosas que no son para edificación, y no lo notamos porque
tal vez lo hemos hecho toda la vida.
Hoy el Espíritu
Santo quiere que veas muy claramente donde fallamos tanto, y que al hacerlo pecamos contra Dios. Veamos:
- Chisme y murmuración: pero dirás ¿Cuándo lo hacemos?
a.
Cuando no sé toda la verdad de algo o alguien, pero aun así hablo
de eso.
b.
Cuando sabemos toda la verdad y aun así creemos que todo mundo
tiene que saberlo.
Ejemplo: hubo algún pleito
entre dos vecinas y hacemos algunas de las opciones anteriores.
Que nos dice la
Palabra sobre esto:
Santiago 4:11
“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su
hermano, murmura de la ley y juzga a la
ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.”
- Indirectas (Choteo):
De esto sabemos
mucho ¿verdad?
Cuando estamos
hablando con alguien y hacemos: un silencio embarazoso, hacemos esas miradas de
reproche, cejas arqueadas, cuando me rio porque a mi hermano o
hermana le pasa algo, Cuando en la iglesia predico por alguien en específico, o
mejor dicho, cuando le hablo a Pedro para que entienda Juan.
Santiago 1:26
“Si alguno se cree
religioso entre vosotros, y no refrena
su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.”
- La adulación:
Decirle a una
persona por el frente lo que no diríamos si no estuviera presente.
Esto lo hacemos como
una estrategia, para manipulación, aludir por el frente y apuñalar por la
espalda.
Santiago 2:4
“¿No hacéis
distinciones entre vosotros mismos, y
venís a ser jueces con malos pensamientos?”
- La crítica:
Esto lo hacemos con
un simple propósito, mostrarnos sabias, superiores, rebajando a otros con
nuestra crítica.
Es un mecanismo de
auto defensa, un ataque de celos.
Realmente si fuésemos
sabias haríamos lo que dice la Palabra de Dios:
Santiago 1:19
“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse.”
- Mentira:
Siempre que decimos
una falsedad, y lo peor de todo es que muchas veces nos acostumbramos a mentir
tanto, que lo hacemos sin darnos cuenta, y hasta nos creemos nuestras propias
mentiras.
Proverbios 12.22
Los labios mentirosos son abominación a
Jehová; Pero los que hacen verdad son su
contentamiento.
Mateo 5:37
Pero sea vuestro
hablar: Sí,
sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
Si queremos honrar
al Espíritu Santo, debemos comenzar a hablar correctamente. Si no lo hacemos de una forma adecuada, el alma se nos enferma.
Es por eso que debemos hacer un alto en el camino y pedirle al Espíritu Santo que no muestre si estamos hablando mal, y así poder arrepentirnos y pedir perdón, y sobre todo, pedirle que nos ayude a cambiar, para poder agrandarlo con nuestras palabras.
Oración: Espíritu Santo humildemente
queremos pedirte nos ayudes a cambiar
nuestra forma de hablar y de expresarnos, renunciamos a nuestra forma
equivocada de hablar ya que muchas veces la usamos para protegernos, por lo heridas que estamos.
Sana nuestro corazón de cualquier herida, quita de nuestra vida todo orgullo, los
celos, todo deseo de figurar y de ser el centro de atención, ayúdanos a ser
humildes y ser obedientes a tu Palabra, todo esto te lo pedimos en el precioso
nombre de Jesús. Amén.